arte degenerado

La tentación de salirse de los géneros, de alejarse de las etiquetas, no es sencilla. ¿Qué se supone que debe tener un arte que se proponga "degenerado"? Desplazar sentidos, provocar rupturas de formatos, cuestionar identidades puras. Pero, y sobre todo, debe interpelar la hegemonía de los géneros.
Fernando Barrios, curador de la muestra colectiva que se exhibe en este mes de setiembre de 2015 en Engelman-Ost, lo define en pocas palabras: "Decidimos llamar arte degenerado al arte que se aparta del género, un arte alejado del binarismo femenino-masculino, hombre-mujer, heterosexual-homosexual, activo-pasivo, fuerte-débil, y un largo etcétera". Esto implica, o más bien integra, a propuestas diversas -en cuanto a lenguaje y temática- que van desde el arte queer hasta connotaciones relativas a mutación, experimentalidad, ambigüedad, impureza, intersexualidad, mestizaje, arte no identitario.
"Arte degenerado" tiene, como si fuera poco, una fuerte connotación política, histórica, en el mundo del arte. Es el término que eligieron los nazis, en los años treinta, para definir al arte procedente del "perverso espíritu judío" o "bolchevique", en su mayoría obras de artistas vinculados a las vanguardias dadaístas y surrealistas. Es además el término que identificó a la muestra propagandística Haus der Kunst, en Munich, año 1937, con la que el gobierno alemán se propuso ridiculizar al arte moderno y alentar un arte heroico, defensor de las tradiciones y de la pureza racial.
La exposición colectiva que se presenta en la montevideana Engelman-Ost, parte de una idea de Fabricio Guaragna, performer y artista visual que desarrolla su obra en las problemáticas del género y el arte. Se planteó trabajar, en una primera instancia, sobre el concepto "arte degenerado", pero muy pronto se fueron sumando varios colegas y el curador Fernando Barrios. Una de las artistas que se sumó a la iniciativa de Guaragna, Claudia Mera, sugiere que los alentó "la diversión de avanzar hacia un horizonte con más libertad y posibilidades de acción". Otro de los participantes, Yudi Yudoyoko, confirma que una de las intenciones implicó "salir de nuestra zona cómoda".

Una imagen de Las fracturas, de Yudi Yudoyoko.
¿De qué manera coinciden lenguajes o provocaciones comunes -entre los participantes de Arte degenerado- sobre la necesidad de apartarse de la noción de género?
Claudia Mera: Desde el primer día, el curador dejó claro que más allá de investigar sobre nosotros mismos y nuestros espíritus queers, esta muestra pretendía ser además subversiva sobre las nociones de género. De ahí la posibilidad de diversión, ya que como se ve en las promociones de la muestra, todos nos montamos, construimos identidades y elaboramos un afiche en el que los cuerpos de los artistas están presentes, con una estética tal vez más teatral, que no es la típicamente asociada a las artes visuales.
YY: Nos provocamos uno a otro, usando nuestros cuerpos. Salimos del closet, de manera de desafiarnos a nosotros mismos. Yo hice, además, un video de entrevista super privado, con el curador, que es psicoanalista. Una confesión de los orígenes de mis tendencias sexuales. Pero, como te decía, usamos nuestro cuerpo como artistas, para salir de nuestra propia obra y presentarnos en el afiche...
Detalle de Trava conchificadora, de Fabricio Guaragna.
CM: También es una subversión del género el hecho de investigar sobre las formas de elaborar los discursos que sostienen todas las cosas. No sólo el binarismo hombre-mujer, sino el artista-no artista, obra-no obra y un largo etcétera. Y lo que pasa en el arte, o en la investigación sobre el arte, pasa en la vida, pasa en todos lados. Las resistencias, los miedos, los egos, todos los cuestionamientos relacionados con las identidades, la imposibilidad de sostener la falta de género, de reglas, el terror a lo indefinido o inidentificable. Todo es atravesado por el género, en sus dos acepciones.
¿Cómo es Montevideo respecto a la visibilidad de expresiones queer
CM: Es importante destacar que esta muestra de ninguna manera implica un paneo sobre los artistas queer del país, o sobre las manifestaciones queer en general en el Uruguay. Algunos de nosotros ni siquiera nos definimos como artistas queer. Simplemente nos juntamos para investigar sobre el tema, con el disparador de la muestra Arte degenerado montada en la Haus der Kunst. Por otro lado, el panorama de Montevideo en ese sentido es muy interesante: tenemos artistas increíbles trabajando esta estética desde siempre, como Jacquelina Lacasa, Daniel Umpiérrez o Teresa Puppo. Pero una vez más, frente a las definiciones, pregunto si son tan necesarias. Lo más interesante de esta muestra -en mi opinión- es la posibilidad de mover los géneros sin que ello implique una carga de militancia por la diversidad, que es necesaria e importante, pero que no está en el objetivo de nuestro trabajo, al menos en esta muestra.
¿Qué presentarán cada uno de ustedes y los demás artistas nucleados en la muestra?
CM:
Somos todos muy diferentes y desde ese lugar será interesante lo que se podrá encontrar en la muestra. Hay instalaciones, fotografía, videos, ilustraciones y performance. En mi caso particular investigo sobre la ficción de identidad, creando un personaje que interviene mis obras y las presenta como propias, y todo esto se inserta en mi proyecto de investigación Wanderland (www.wanderland.com.uy).
YY: En mi caso, estaré presentando dos obras: Las fracturas, una video-performance de máscaras y textos, y Santo Bondagedoso, una entrevista que me hizo Fernando Barrios, el curador/psicoanalista, acompañada por una serie de dibujos pornográficos, de estilo BDSM, de acrílico sobre tela, con imágenes de mi pasado contado en la entrevista.
Detalle de la instalación de Claudia Mera.
¿Cuánta es la importancia de plantear temas íntimos desde el arte?
YY: Para mí es una cosa muy natural. Expreso mi manera de pensar y analizar. Expreso mi identidad gay y tengo muy claro que no estaría bien que no la usara como una de mis fuentes creativas.
CM: Mi obra Dame un beso, por ejemplo, es una serie de sapitos de papiroflexia que confeccioné con hojas de los diarios íntimos que he llevado durante todos estos años. Me pregunto si estas palabras escritas sobre mí misma y sobre mis amores y amantes soy yo. La obra se complementa con el trabajo Obra que no sabe que es obra, un boceto en papel que relata la construcción de la obra Dame un beso y explica sus sentidos, indicando al espectador cómo debe comportarse con relación a los sapitos y al almohadón presentados. Intenta eliminar los pudores con relación a la intimidad expuesta, invitando a llevarse los sapitos e inclusive los diarios expuestos junto al almohadón en el piso.

((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 09/2015))




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